El De La Noche Y Los Móviles
La noche. Y los móviles. Una mala combinación. En ocasiones, muy malosa, quizás demasiado. Porque, ¿para que te sirve un móvil en plena noche de fiesta? Para nada. Para empezar, la mayoría de las insonorizaciones de los chiringuitos hace que la cobertura sea una desconocida (en La Ciudad Sin Ley menos, porque los bares no están insonorizados...). Y aunque la tuvieses, como para poder hacerte hablar con todas esas pachanguitas sonando a todo volumen. Imposible establecer la comunicación. "Siempre nos quedarán los mensajes" pensarán los más optimistas. Sí, pero para eso hay que oír el beep-beep, cosa también ciertamente imposible. La única opción es estar todo el rato pendiente del artilugio. Pero aquí es cuando aparecen los manguis, porque ¿que hay más tentador que mangarle el móvil a un movil-dependiente? Es como quitarle la piruleta a un crío. Y no pienses en dejarle en la chaqueta que entonces hacen un dos en uno que ni el las ofertas del Carrefour. Claro que yo ese problema no le tengo, porque mi móvil es más viejo que el Matusalén ese... mi problema es que debido a su edad mi móvil resulta ciertamente incómodo. Por su volumen y por su peso. Para mi podría llegar a ser un placer que alguien me ayudase a deshacerme de él... Y luego, para más inri, está el problema de la batería. Porque, suele pasar y oh casualidad, siempre se te acaba en el momento menos indicado, cuando más falta te hacía enviar cierto mensaje o realizar tal llamada.
Así pues, y desde aquí que quede bien clarito, nada de salir de fiesta con el moviletto. A lo sumo, en el coche, o sino en casa y apagado, que es donde tiene que estar. A partir de ahora se queda como se ha quedado toda la vida. A tal hora en tal sitio, y las llamadas perdidas y los mensajes a tomar po´l culo. He dicho.
Ciudad Sin Ley
P.D.: Hoy he desayunado tres galletas, no se si es que algo ha cambiado...
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